21.11.07

Sobre el alma de la nación

Hoy he impartido cuatro clases, he asistido a una reunión de tutores y a un claustro de profesores, y ahora estoy haciendo tiempo porque tengo que entrevistarme con dos madres de alumnos de mi tutoría que no pueden venir hasta que no salgan del trabajo. ¡Y algunos desaprensivos todavía dicen que los funcionarios no trabajamos!

Llevo todo el día dándole vueltas a lo que dijo ayer Mas en su conferencia. Ha habido reacciones de todo tipo. Me ha llamado la atención un artículo de Montserrat Tura en La Vanguardia (p. 16) titulado Catalanismo sí. Lo he leído a la hora del recreo. En este texto, la exalcaldesa de Mollet (pueblo en el cual trabajo desde hace 10 años) intenta despreciar la propuesta de Artur Mas calificándola de "tacticismo". Qué miseria. Los socialistas no están en condiciones de dar lecciones de catalanismo a nadie.

Mi padre me ha enseñado muchas cosas. Su ejemplo ha sido para mí una escuela. Hagas lo que hagas, lo tienes que hacer bien, y procurar ser el mejor. Ésta es la lección básica. Él ha sido el mejor en su campo: el mejor radiadorista de Lleida. El año que yo nací fundó una empresa que ahora da de comer a veinte familias.

Ayer, escuchando el discurso de Mas, me vino a la cabeza mi padre. El alma de nuestro pueblo es esta aspiración a la excelencia, este individualismo tan nuestro, esta lucha insobornable. Lo tenemos que hacer cada día mejor. Los catalanes no podemos perder el tren. Trabajar, trabajar, trabajar. Calidad, calidad, calidad. Más allá del politiqueo partidista. El alma, sí, el espíritu de los antepasados que, a través nuestro, se proyecta en las generaciones futuras. Cataluña es esta fuerza, esta gente, este sueño hecho realidad. Por favor, no dejemos soñar.

CAT

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