Pero las investigaciones de Toni Ibáñez, un aficionado a la naturaleza y a la arqueología, condujeron hace pocas semanas hasta el menhir de la Piedra del Diablo. Incluso se barajaba la hipótesis de que este monumento megalítico hubiera sido destruido a mediados de los años sesenta del siglo pasado cuando se ensanchó el camino. Ibáñez preguntó a los campesinos de Vallromanes -el menhir queda muy cerca del término municipal de este pueblo del Vallés Oriental- hasta que consiguió que lo acompañaran hasta el lugar. Después informó al museo de Vilassar de Dalt.
CAT
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