18.11.07

Dogmatismo

Ayer por la tarde un amable lector anónimo me dejó el siguiente comentario:
Curiosa evolución intelectual la tuya. Seducido por el Opus Dei durante la "juventud", y convertido en el ultranacionalismo catalanista en la "madurez". En cualquier caso, hay un elemento invariable en tu periplo personal: el dogmatismo.
Estuve dudando si lo publicaba, pero finalmente lo rechacé. Acostumbro a descartar el 50% de los comentarios que recibo. Desde que los modero la gente ya no me insulta tanto porque sabe que no lo publicaré. En este caso, con un chapucero argumento ad biographiam, el amable comentarista emite su sentencia condenatoria: ¡ERES UN DOGMÁTICO! Analicémoslo detenidamente...

En primer lugar: se trata de un anónimo. En segundo lugar: está escrito en castellano. No hay que ser muy listillo para adivinar de dónde vienen los tiros...

Definición. La etimología de dogma es griega. Se aplica sobre todo a los dogmas de fe, que son formulaciones doctrinales de una verdad religiosa proclamada autoritariamente porque se asegura que es fruto de una revelación divina. Fuera del ámbito religioso, el dogmatismo es una actitud que convierte en axiomáticas verdades que son opinables o discutibles: dogmatici sunt qui veritates universales defendunt. Desde un punto de vista filosófico, el dogmatismo se opone al escepticismo, al relativismo y al criticismo. Kant, por ejemplo, afirmó que la lectura de Hume "lo había despertado de su sueño dogmático". Es decir, el dogmático es aquella persona que no admite la crítica de los principios que defiende. Puede haber dogmatismo moral y dogmatismo intelectual.

Religión. El amable anónimo incurre en una flagrante contradicción. Es cierto que pertenecí al Opus casi cuatro años (1981-1985), pero también es cierto que me desvinculé. Esta desvinculación no hubiera sido posible sin un desarrollo exagerado de mi actitud crítica. A la fuerza tenía que dejar de ser dogmático si quería librarme del dogmatismo integrista opusiano. No hay otro camino. Os aseguro que no fue fácil. Desde entonces, con la libertad reconquistada, he sido el ser más crítico, escéptico y cínico del mundo.

Política. Otra contradicción del anónimo: suponer axiomáticamente que nacionalismo y dogmatismo son sinónimos. O sea, que es él quien perpetra el dogmatismo cuando me acusa a mí de dogmático. Su confusión mental es tan grande que utiliza un término religioso (conversión) para calificar mi posicionamiento político. El hecho es que me desconvertí del opusianismo y no me he convertido al nacionalismo. Mi militancia política es de lo más crítica y autocrítica. Hay días que me asalta un escepticismo superlativo. No tengo las cosas tan claras como usted supone. No creo demasiado en la política. No sé en absoluto cuál será el futuro de Cataluña... Todo son interrogantes. Mi post de ayer corrobora muy bien lo que le digo. Si, como usted afirma, yo fuera uno dogmático, entonces no utilizaría tantos signos de interrogación, sino que, lleno de convencimiento, escribiría imperativos mayúsculos con mayúsculas admiraciones!!!!

Conclusión. Mear fuera de tiesto es saludable. Los tiestos lo agradecen mucho. Que usted lo pase bien, amable comentador, y haga el favor de leerme más a menudo; quizás esta terapia entrellumínica le ayudará a curarse del galopante dogmatismo que padece ...

Corolario. El enemigo mortal del Dogma es la Duda. Dubito, ergo sum. No podemos estar seguros de nada, excepto la muerte. El dogmático necesita creer en la verdad, necesita fingir que hay respuestas, principios, substancialidad, un ser parmenídeo en medio del río heraclíteo existencial ... El dogmático es un idealista radical. El enemigo mortal del Dogma es el Humor. Amable comentador: espero ansioso su nuevo comentario ...

CAT

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